viernes, 9 de diciembre de 2011

De amigos y ex amigos / Lo cotidiano

Una de las cosas de crecer es darse cuenta quién vale o no la pena. Al salir de la universidad fue cuando comencé a filtrar mis amistades. De un grupo numeroso de amigos me quedé con muy pocos pero son personas que valen la pena y que estarán ahí en los momentos más chingones y los peores.

A veces uno se separa de los amigos porque cada quién agarra su camino, lamentablemente, el camino que tomaron mis ex amigos me parece de una mediocridad total. La vida universitaria es chida pero ya terminó, a lo que sigue. Ellos creo no lo han entendido.

Mis papás ya no me mantienen, porque a mis 25 años sería el colmo, pero tener 27 años, no poder terminar la carrera, vivir con tus padres y que aún te den dinero, es de lo más patético, mediocre y pendejo. No sé qué tipo de orgullo sea el que tus papás te den dinero para tus pedas de cada viernes.

Qué "chido" que sus papás no les exijan nada, supongo les vivirán eternamente.

Lo bueno es que ahora sé bien en qué personas puedo confiar y esto va para mis dos amigos, que han estado conmigo todo el tiempo:

Mich y Vik (los quiero mojones)

Estos dos muchachones me han apoyado en lo más grueso y he tratado de estar para ellos cuando lo necesitan. De bueno poco, dicen.

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