Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica. La frontera que los separa es incierta. Pero el código Penal los distingue, bastante cómodamente, por la premeditación. Estamos en la época de la premeditación y del crimen perfecto. Nuestros criminales no son ya esos muchachos desarmados que invocaban la excusa del amor. Por el contrario, son adultos, y su coartada es irrefutable: es la filosofía, que puede servir para todo, hasta para convertir a los asesinos en jueces.
Por lo tanto, si pretendemos instalarnos en la actitud absurda debemos prepararnos para matar, dando así paso a la lógica por encima de los escrúpulos, que estimaremos irrisorios.
A.C.
La muerte es la circunstancia esencial, gracias a la cual puede definirse la condición humana. Pero la condición del hombre o condición humana no es una condición única. Camus afirma que la condición humana es doble: el hombre tiene una condición metafísica y una condición histórica, son oposiciones que forman una sola condición. La metafísica es la condición que el hombre tiene ya impuesta por el hecho de existir, para muchos la miseria. La condición histórica es la que el hombre le impone al hombre (a los otros o a uno mismo), el asesinato de aquello que me recuerda o me ha conducido a la miseria. La metafísica trata al hombre como individuo y la histórica al hombre en sociedad. En esta oposición es donde el individuo obtiene la consciencia de lo que es y puede ser y con la ruptura obtiene su liberación y su existencia adquiere un sentido. Elimina el “objeto” que lo ataba a su miseria y es así que puede continuar y tener la libertad de elección. La elección, decía Sartre es lo que hace que un hombre sea libre.
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